Los límites de la eficiencia
El enfoque de eficiencia en evaluación social de proyectos, vigente en Chile y en los países latinoamericanos que cuentan con un Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), considera que el valor creado por un proyecto es la suma de los beneficios y costos (en valor presente) que éste genera. Es decir, aunque haya ganadores y […]
El enfoque de eficiencia en evaluación social de proyectos, vigente en Chile y en los países latinoamericanos que cuentan con un Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), considera que el valor creado por un proyecto es la suma de los beneficios y costos (en valor presente) que éste genera. Es decir, aunque haya ganadores y perdedores, el saldo debe ser positivo.
Esto es consistente con el “criterio de compensación” de Kaldor y Hicks: “si lo que ganan los que ganan es más que lo que pierden los que pierden, el proyecto es socialmente deseable”.
El problema de este enfoque es que la compensación es hipotética; en la práctica, los perdedores pueden quedar sin compensación. Esto es particularmente complejo cuando los que ganan son de estratos socioeconómicos más altos que los que pierden. Esto plantea un dilema ético.
Un ejemplo de esto es el proyecto “Conversión a estándar urbano acceso a Santiago Ruta 5 Norte”, aprobado por el Ministerio de Desarrollo Social (MDS) en 2013. Este genera impactos en varias comunas, aunque aquí nos centraremos en Lampa, donde el ingreso autónomo per cápita hogar no supera $136.000 mensuales y su tasa de pobreza, el 2011, era casi un 20%, una de las más altas en la RM. Un 65% de la población en Lampa utiliza locomoción colectiva y ellos deben gastar aproximadamente un tercio de su sueldo en ese transporte, desplazándose por la Ruta 5. Con el proyecto deberán hacerlo por las “caleteras”, bajando su velocidad máxima de 100 a 60 Km/hora, lo que los clasifica como perdedores.
Los automovilistas de Lampa también se ven afectados porque deberán pagar tag. Respecto de su tarifa cabe preguntarse: ¿Guardará relación con el beneficio de la instalación de pasarelas y luminarias? Dependiendo de esto, podrían ser igualmente perdedores.
Todo lo anterior debería haber sido objeto de un análisis de involucrados en el proceso de formulación y evaluación del proyecto, lo que habría permitido cuantificar estos impactos y desarrollar una estrategia de trabajo. No hacerlo lleva a una situación como la que hoy se vive, en la que un movimiento de la comunidad de Lampa organizada se opone activamente al proyecto. Y este es solo un ejemplo.
Eduardo Contreras, académico Ingeniería Industrial, U. de Chile
María Angélica Gatica, Investigadora Centro de Sistemas Públicos