Marihuana: Primum non nocere
Por Alberto Dougnac
Decano de la Facultad de Medicina, Finis Terrae
Por Alberto Dougnac
Decano de la Facultad de Medicina, Finis Terrae
Entendemos la Ley, como el dictamen de la razón ordenado al bien común, promulgado por quien tiene a su cargo el cuidado de la comunidad. Quienes están mandatados por la ciudadanía para legislar en su nombre, no sólo deben demostrar probidad en su actuar, sino que deben guardar una conducta ética en su quehacer; abandonar posturas e intereses personales, abriéndose a la razón y a la evidencia para el beneficio de la sociedad.
En la actualidad, para quienes enfrentan la problemática de legislar la despenalización del consumo de marihuana, no pueden soslayar esta obligación, la que debe tener como un imperativo impulsar hacia la búsqueda de la verdad, encontrando sobre el particular la mayor y mejor evidencia disponible para fundamentar sus determinaciones.
Los más recientes metaanálisis publicados, que incluyen la revisión sistemática de trabajos de investigación sobre posibles beneficios o efectos adversos de diferentes tipos de fármacos del grupo de los cannabinoides, aplicados a diversas condiciones severas de salud -tratamiento de náuseas y vómitos en pacientes con quimioterapia, en tratamiento de la anorexia severa en pacientes con sida, espasticidad en parapléjicos y diversos tipos de dolores crónicos-, han demostrado grados variables de efectividad en algunos de ellos.
Desafortunadamente la evidencia derivada de estos estudios es en general mala y no exenta de posibles sesgos de interpretación. Sin embargo, en lo que no existe duda es sobre la aparición de efectos adversos derivados de su uso, alguno de los cuales han sido catalogados como severos. Frente a estos datos, es aconsejable ser cautos y recordar la expresión hipocrática que orienta siempre nuestro quehacer médico “primum non nocere” (primero no hacer daño). Es necesario contar con mejores evidencias que avalen su uso, que deberán ser de tal beneficio que exceda significativamente los efectos colaterales.
Pedimos a nuestros legisladores que actúen con prudencia, se dejen asesorar por expertos, que transmitan siempre la verdad por cruda que sea y actúen con transparencia teniendo presente que de sus acciones podrán derivar efectos permanentes en nuestra sociedad, que de ser negativos serán muy difíciles de erradicar.