Restricción antojadiza
“Las virtudes de la medida se relacionan con la descongestión vial y no con su sentido original de descontaminar”.
El pasado junio, el más seco en 150 años, estuvo marcado por las pésimas condiciones del aire. Para combatir la contaminación frente a sostenidas alertas, preemergencias, e incluso una emergencia ambiental, la Intendencia optó por aplicar severas restricciones vehiculares a catalíticos, con dudosos resultados en cuanto a la mejoría de la calidad del aire, pero que trajeron consigo un positivo efecto colateral: la descongestión vehicular de la capital.
Ayer, y frente a la preemergencia ambiental que se pronosticaba para hoy, el intendente de Santiago, Claudio Orrego, además de anunciar nuevas restricciones vehiculares a catalíticos para hoy, advirtió que a partir del próximo año se evalúa aplicar restricción vehicular permanente para catalíticos, como medida para descontaminar. Así, la restricción de catalíticos sería similar a la de no catalíticos, con prohibición de uso una vez a la semana.
Durante el pasado junio, muchos ciudadanos a través de redes sociales se manifestaron felices con la medida y solicitaron restricción permanente para catalíticos a través de campañas en redes sociales, con el fin de transitar por un Santiago más expedito. A todas luces, las virtudes de la medida están relacionadas con la descongestión vial de la capital, y no con su sentido original, que pretende descontaminar la ciudad.
Otros, en cambio, desaprueban la medida, porque no existen estudios concluyentes de que la restricción a catalíticos contribuya a paliar la contaminación ambiental. Se sabe que las mayores fuentes de emisiones contaminantes corresponden a la quema de leña, a los camiones y a los buses de Transantiago que funcionan con diésel. Los autos catalíticos son más caros, precisamente porque emiten bajísimos niveles de partículas contaminantes, lo que hasta hace pocos años los eximía de la restricción vehicular ambiental.
Según datos de la revista Ruta Motor, en otros países de Latinoamérica donde se ha aplicado la medida de restricción permanente a catalíticos, el parque automotor aumentó en alrededor de 300 mil unidades debido a la compra de un segundo y tercer vehículo por parte de los conductores que buscan evitar la norma. La fuerza del mercado siempre será más potente, sobre todo cuando se toman medidas antojadizas con objetivos poco claros.