Segunda mirada: Mejor comemos en casa
Por Miguel Allan Lo encontré una exageración y confieso que cuando lo oí, hace casi ya un mes, me dio un poco de risa: “Ya no se puede ni salir a comer tranquilo. El otro día quedamos con unos amigos y no quisieron ir a un restaurante porque dijeron que están robando mucho. Prefirieron ir […]
Por Miguel Allan
Lo encontré una exageración y confieso que cuando lo oí, hace casi ya un mes, me dio un poco de risa: “Ya no se puede ni salir a comer tranquilo. El otro día quedamos con unos amigos y no quisieron ir a un restaurante porque dijeron que están robando mucho. Prefirieron ir al Sport Français, donde los autos se pueden estacionar adentro”, me contó el ex presidente de un banco.
Este fin de semana, los delincuentes le dieron la razón. Dos restaurantes y buena parte de sus clientes fueron encañonados y robados.
Hasta ahí me llegaron las ganas de reír con la queja ABC1.
Aunque Chile está lejos de la realidad que viven otros países, donde la policía se pasea con escopetas recortadas y los guardias privados portan sendos fusiles, la desfachatez de los ladrones está llegando a niveles en los que es necesario cambiar drásticamente de estrategia, porque claramente algo no está resultando.