Tabaco y marihuana
“A pesar de las estrictas medidas preventivas, por lo tanto, hay signos de derrota en la guerra contra el tabaco”.
La semana pasada se dio una coincidencia no buscada. Por un lado, la Cámara de Diputados aprobó el cultivo de marihuana, mientras el Senado autorizó nuevas restricciones al tabaco.
En efecto, en los últimos años, la legislación chilena ha insistido en medidas restrictivas para evitar el consumo de tabaco, con normativas para las cajetilla y cortapisas al consumo en lugares públicos. Chile está, además, entre los once países que más impuestos cobran a esa actividad, según la Organización Mundial de la Salud. La semana pasada, el Senado aprobó nuevas limitaciones que avanzan en el Congreso.
A pesar de esto, seguimos apareciendo entre los cinco países del mundo con mayor prevalencia en consumo de tabaco en mayores de 15 años, con un 37,7%, después de Grecia, Bosnia, Rusia y Bulgaria, según la misma OMS. El documento 2015 nos sitúa como uno de los países con mayor prevalencia de consumo de tabaco entre los adultos de América con un 28% entre los mayores de 20 años, superando con creces a Argentina (18%), Estados Unidos (14%), Brasil (13%) y México (8%). El último Estudio Nacional de Drogas en Población General de Chile del Senda, muestra que el consumo diario de tabaco entre las personas de 12 a 65 años, aumentó entre 20012 y 2014, rompiendo así la tendencia a la baja que se mantenía desde 2006.
A pesar de las estrictas medidas preventivas, por lo tanto, hay signos de derrota en la guerra contra el tabaco. Por eso, parece paradójico que se esté discutiendo, al mismo tiempo, aprobar medidas liberalizadoras para la marihuana, especialmente si no hay estudios concluyentes respecto de lo que pueda ocurrir con los consumidores. El director del Senda, Mariano Montenegro, ha explicado, en la Comisión de Salud de la Cámara, que los proyectos han evitado incorporar como elemento de discusión el efecto dañino de la marihuana y la complejidad que provoca el impacto en la alta vulnerabilidad social, en niños y adolescentes. Esto, porque el autocultivo aumentará el acceso, disminuyendo la percepción del riesgo que genera el uso de la marihuana.
El nuevo estudio nacional de drogas, de Senda, conocido horas después de haberse aprobado la idea de legislar sobre el autocultivo, muestra que se ha duplicado el consumo entre los escolares entre 12 y 18 años, subiendo de 6,7% a 13,5%. Es el propio director del Senda quien advierte que el aumento de la disponibilidad, se traduce, normalmente, en más consumo.