La infalibilidad del Papa
“Nunca en materias de fe los papas han errado. Sí lo han hecho en asuntos temporales”.
Las dos veces en que el Papa Francisco se refirió al tema del mar, en su viaje pastoral a Ecuador, Bolivia y Paraguay, despertó inquietud, preguntas y molestia entre los chilenos, sean creyentes o no. Podría desprenderse de sus palabras una opción por Bolivia, asunto que se estudia en La Haya, y que el presidente y gobierno de ese país así lo estiman. No pocos se preguntan acerca de lo que el Papa dice, o se desprenda de sus palabras. ¿Es siempre infalible? Rotundamente decimos que no. Hay que tener en cuenta que el Papa y la Santa Sede no son instancias jurídicas de derecho internacional, con facultades de jure para determinar límites o resolver situaciones conflictivas entre los estados. Sí puede ser mediador, como cualquier otro estado, si las partes se lo piden y está ello acorde al derecho internacional. En el pasado remoto, la acción diplomática de la Santa Sede, tan bien estudiada por el erudito Pierre Blet s. j., no siempre fue correcta, como la historia demuestra. Conviene entonces repasar los puntos de la doctrina de la infalibilidad, materia de fe en el catolicismo, para ver hasta dónde llega y cómo se ejerce. La infalibilidad se desprende de la indefectibilidad de la iglesia, esto es, que ella nunca será destruida, por la promesa hecha por Cristo y que su espíritu cuida. El Nuevo Testamento lo afirma en varios pasajes. De esta indefectibilidad se desprende la infalibilidad del Concilio Ecuménico, presidido por el Papa, y que éste sólo usa para definir materias de fe y costumbres morales, o para especificar algún punto de doctrina.
El Papa usa esta facultad, y está preservado de error, cuando enseña dogmáticamente bajo el rango de solemne definición pontificia, y lo que declara no admite discusión. Se definió este dogma en 1870, en el Concilio Vaticano I, con la constitución dogmática Pastor Aeterno, y desde entonces sólo Pío XII lo ha ejercido, al proclamar el dogma de la Asunción de la Virgen. En concreto, el Papa es infalible cuando declara algo acerca de fe o moral. Su palabra ex cathedra, en estos asuntos, obliga a aceptar sus dictámenes. No goza de infalibilidad, en cambio, cuando habla en calidad de persona privada o cuando se dirige a un grupo y no a la Iglesia total.
Nunca en materias de fe los papas han errado. Sí lo han hecho en asuntos temporales, especialmente durante los siglos en que el papa fue soberano temporal en Italia. Así pues, lo que Su Santidad haya querido decir o sugerir respecto del mar y del asunto que se estudia en La Haya es una opinión o sugerencia personal, que no compromete para nada a la infalibilidad pontificia.