La nueva realidad
Por Luis Cordero Vega
“Las reformas no sólo suponen una exposición pública de argumentos. También es estratégica la composición y el diseño de las instituciones”.
Por Luis Cordero Vega
La elección que hizo la Corte Suprema de José Ignacio Vásquez como ministro del Tribunal Constitucional (TC), el viernes recién pasado, en reemplazo de Francisco Fernández, alterará la correlación de fuerzas en su interior. El Gobierno pierde un voto y con ello compromete el futuro de sus reformas. Con la elección de Vásquez es altamente probable que el empate actual desaparezca y los votos, en los casos emblemáticos, se inclinen a favor de la oposición.
Vásquez es un distinguido profesor de Derecho Constitucional. Presidió el Tribunal Ambiental en su etapa de instalación y, aunque fue promovido por la derecha para llegar ahí, en el ejercicio de su función mostró completa independencia. Tiene una manera muy definida de ver la Constitución, cree que el sistema constitucional debe garantizar sus principios y es promotor del rol protagónico de los jueces en su defensa. Por otro lado, es partidario de un sistema constitucional liberal, y en su exposición ante el pleno de la Corte Suprema fue explícito en el valor que le da a la protección de la vida.
Como sostuve meses atrás en esta columna, pese a que éste era un nombramiento de la Corte Suprema, el Gobierno no podía desatender su importancia. Hasta ahora el TC se encontraba empatado en los temas más importantes que atraviesan la política pública nacional, como la regulación de la propiedad, el sistema de fiscalización pública y las obligaciones a industrias reguladas. Recientemente, cuando el proyecto de ley de inclusión educacional fue objetado por la oposición ante el TC, el empate que se produjo en su interior permitió que su presidente, Carlos Carmona (quien ha sido reelecto recientemente por dos años más en ese cargo), definiera el destino de la aprobación final de ese proyecto.
Si el proyecto de inclusión se discutiera hoy en el TC, es altamente probable que el Gobierno hubiese perdido y esta ley, la más importante que se ha dictado en materia educacional en los últimos treinta años, no se hubiese promulgado jamás. Esa es la importancia de lo que sucedió el viernes.
De esta elección el Gobierno debe aprender algunas cosas y entender que las reformas que pretende llevar a cabo no sólo suponen una exposición pública de argumentos. También es estratégica la composición y el diseño de las instituciones. Con la nueva integración del TC, proyectos como la ley de aborto, reforma laboral, gratuidad educacional y reforma a la educación superior pueden tener un destino distinto al esperado por el Ejecutivo. Y de paso, parte de la Corte envió un mensaje, porque eligió un voto moderado. De eso el Gobierno también debiera sacar lecciones.