Robos permitidos
Señor Director: En la Marina Mercante se aprenden muchas cosas. En Buenaventura, el puerto de Colombia está poblado de numerosos vendedores ambulantes, o curiosos ajenos al trabajo portuario. Fue ahí donde mi buque atracó un día para cargar azúcar a granel. Cuando los marinos bajaron al muelle para comprar algo, a todos les robaron sus […]
Señor Director:
En la Marina Mercante se aprenden muchas cosas. En Buenaventura, el puerto de Colombia está poblado de numerosos vendedores ambulantes, o curiosos ajenos al trabajo portuario. Fue ahí donde mi buque atracó un día para cargar azúcar a granel.
Cuando los marinos bajaron al muelle para comprar algo, a todos les robaron sus relojes pulsera. Hice venir a nuestro agente colombiano para hacerle ver esta situación y él la solucionó poniendo un guardia para que le advirtiera a cada marino para que se sacara el reloj antes de bajar a tierra.
Aproveché la oportunidad para explicarle que en Chile esto no sucedía pues, en los puertos, trabajaban solamente portuarios y le aconsejé que se hiciera lo mismo en Colombia.
Me asombró su respuesta: “Gracias, aquí también sabemos eso pero, lo digo con vergüenza, si permitimos tanta gente en los muelles, es precisamente para que tengan la oportunidad de robar; con esos relojes de sus marinos, se mueve algo de dinero en el puerto”.
Traigo a colación este antiguo recuerdo mío pues aquí, en Chile, se está dando lo mismo, aunque con una patente diferente: se deja que los menores de edad roben sin que les pase nada y, lo digo con la misma vergüenza del colombiano: Estos robos permitidos son para que la pobreza sea más llevadera, lo cual es deber de los políticos.
Boris Lomakin C.