Sin un cobre
“Reducir gastos es controversial, pero cuando el ingreso nacional cae de forma duradera, es necesario que el gasto, en particular el fiscal, se ajuste”.
La semana pasada el cobre cerró en 2,35 dólares la libra. Desde que alcanzó su máximo histórico de 4,48 dólares la libra, en febrero de 2011, no ha dejado de caer.
Entre 2004 y 2014 Chile vivió un período de “vacas gordas” gracias a la exuberante demanda china por materias primas. El Estado recibió recursos que, superávit estructural mediante, en parte se ahorraron en fondos soberanos. Estos se usaron durante las “vacas flacas”: en la crisis de 2008, Chile financió una buena política fiscal contracíclica. El supuesto era que se trataba de una situación de corto plazo y no era necesario un ajuste fiscal mayor.
La situación hoy es distinta. China no vive una crisis todavía, pero todo indica que sufrirá una importante desaceleración estructural. Las autoridades han intentado evitarlo y no han sido capaces. Esto significa precios de materias primas más bajos por más tiempo y, como Chile vive de materias primas, el ingreso nacional sufre las consecuencias.
¿Qué hace una familia que enfrenta una caída en sus ingresos? Se endeuda, reduce gastos o aumenta ingresos. En el caso de un país, la situación es similar. Veamos.
Algo de endeudamiento. Esta solución no puede ser un componente principal si la caída de ingresos es permanente. La razón es simple: ¿cómo alguien podría pagar una deuda si sus gastos exceden a sus ingresos? Para un país la cosa es más compleja y la deuda puede ayudar a suavizar el ajuste del gasto.
Reducir gastos es controversial y conflictivo, pero cuando el ingreso nacional cae de forma duradera, es necesario que el gasto, en particular el fiscal, se ajuste. Esto será complejo: en los últimos diez años el país se involucró en incrementos de gasto público alimentados por una percepción del crecimiento de largo plazo que, a la luz de la situación actual, era optimista.
Mayores ingresos para el Estado pueden provenir de tasas de impuestos más altas, ampliación de la base de tributación —en parte por crecimiento económico— y utilidades de empresas públicas. La reforma tributaria ya fue lo que fue y Codelco, principal fuente de ingresos para el Estado, enfrenta una coyuntura compleja. Así, la salida menos dolorosa y más necesaria, pero más lenta, es reimpulsar el crecimiento.
¿Cómo hacerlo? Mediante crecimiento exportador, con otros productos y otros mercados. Por un tiempo se necesita un tipo de cambio alto, tasas de interés bajas e inflación controlada. En América Latina, Chile tiene las mejores condiciones para hacer esta ingeniería y lo está haciendo, pero se puede dar una orientación más clara para reasignar esfuerzos de inversión a estos sectores (incluyendo infraestructura y capital humano).
Esto toma tiempo. En el corto plazo no hay muchas alternativas a la frugalidad en los gastos y prudencia en el endeudamiento.