El futuro de Cataluña en suspenso
“El resultado es un refuerzo a las aspiraciones soberanistas, pero en absoluto suficiente para intentar atajos o caminos por fuera de la legalidad”.
Un triunfo importante en escaños, aunque sin llegar al 50 por ciento de los votos, obtuvieron este domingo los partidos que abogan por la independencia de Cataluña, en un proceso electoral que contó con una gran participación, con casi el 80 por ciento de los 5,5 millones de electores.
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, y su heterogénea coalición Juntos por el Sí, conformada por el centroderechista Convergencia Democrática de Cataluña más Izquierda Republicana y otros grupos, ha logrado 62 diputados, acercándose a los 68 de la mayoría absoluta. Tendrá que negociar ahora con otro movimiento independentista, Candidatura de Unidad Popular, CUP, que obtuvo 10 escaños, lo cual le valdría la mayoría absoluta para formar gobierno. Las elecciones fueron convocadas para renovar el parlamento autonómico catalán, pero los partidarios de separarse de España intentaron transformarlas en un referéndum secesionista definitivo, para lo cual los dos millones de votos que consiguieron resultan insuficientes.
Mas ha recibido los resultados como un respaldo al proyecto de independencia y ha señalado, de inmediato, que seguirá adelante con el proyecto, aunque primero debe asegurarse que contará con los votos que le faltan para seguir presidiendo Cataluña. CUP, sin embargo, ha eludido comprometer su respaldo pleno, ya que se trata de una formación más cercana a posiciones antisistema, y que desea, paralelamente, cobrar una cuenta por los escándalos de corrupción y fraudes que han afectado a las colectividades tradicionales.
Las sorpresas electorales han estado por el declive de los partidos tradicionales como el Partido Socialista Catalán (PSC), más alineado con el PSOE que en elecciones anteriores; el Partido Popular Catalán, y Podemos. El nuevo partido Ciudadanos ha dado un golpe que lo deja en buena posición para los comicios generales de diciembre.
Como en toda elección, siempre queda el espacio para los acuerdos. El resultado es un refuerzo a las aspiraciones soberanistas, pero en absoluto suficiente para intentar atajos o caminos por fuera de la legalidad. Así lo ha entendido incluso el propio jefe de Gobierno, Mariano Rajoy, quien –considerando que Mas y los suyos han fracasado en su estrategia– ha hecho al gobierno catalán una oferta de diálogo dentro de ley, con límites en la unidad de España y la soberanía nacional. Es probable que este espíritu de diálogo sea el que guíe los próximos pasos, teniendo en cuenta también las elecciones generales de diciembre, donde se volverá a jugar una nueva partida en la arremetida independentista de Cataluña.