El momento de la solidaridad
“Nuestro país está estudiando recibir a un centenar de familias sirias. Es un paso importante y necesario que Chile puede y debe dar”.
Una buena parte de Europa se movilizó este fin de semana para acoger a los inmigrantes que irrumpieron en Hungría buscando refugio del infierno que se ha desatado en sus países, especialmente Siria, donde más de cuatro millones de personas han debido escapar de la guerra civil.
Las conmovedoras imágenes de niños muertos, especialmente el ícono de Aylan en la playa turca de Bodrum, y los 71 cadáveres hallados en un camión frigorífico camino a Austria, terminaron por sacudir las conciencias de las autoridades europeas, las que giraron desde cierta despreocupación inicial hacia la solidaridad inmediata. No ha sido fácil abrir las fronteras europeas, que hasta ahora habían observado sin culpa lo que pasaba en el Líbano, donde han arribado más de un millón de sirios, o en Turquía y Jordania.
Los 300 mil inmigrantes que han ingresado a la Unión Europea este año, provenientes de la misma Siria, Libia, Irak y Afganistán, pasaron de largo de los países del este, donde los gobiernos no sólo se han negado a recibirlos, sino que además reforzaron sus fronteras con concertinas de púas aceradas, como lo hizo Hungría.
Inevitablemente han surgido en estos países sentimientos poco amistosos hacia los extranjeros, especialmente musulmanes. Son más notorios en Hungría y otras naciones que estuvieron detrás de la Cortina de Hierro, lo mismo que en el este de Alemania, la antigua RDA. Allí se han organizado manifestaciones contra la Canciller Angela Merkel, que ha sido más amable frente a esta tragedia que muchos otros gobernantes. Alemania y Suecia han sido los países más dispuestos a recibir refugiados. Por otro lado, quienes entran a través de Italia y Grecia, países más accesibles por su vecindad, tampoco tienen disposición a quedarse allí, y buscan pasar lo más rápido posible a los estados del norte.
El Papa Francisco dispuso ayer domingo que las parroquias abran sus puertas a los necesitados, incluyendo el mismo Vaticano, sabiendo que es precisamente por Italia por donde llegan mayoritariamente libios, eritreos, sudaneses, somalíes y también sirios. Nuestro país está estudiando, ha dicho el canciller Heraldo Muñoz, hacerse presente en la operación de solidaridad internacional, recibiendo a un centenar de familias sirias. La propuesta sin duda tendrá buena acogida. Es un paso importante y necesario que Chile puede y debe dar, evitando mirar para el lado cuando se presenta un llamado como el que hoy se está escuchando en el viejo continente.