Los mensajes del Papa en Cuba
“El Papa quiere aprovechar el ejemplo de reconciliación de La Habana y Washington”.
La visita pastoral del Papa Francisco a Cuba, iniciada el sábado, comenzó con mensajes directos a los Estados Unidos por parte de Raúl Castro. El líder cubano llamó a terminar con el embargo económico, que calificó de inmoral e injusto, y pidió que Washington devuelva la base de Guantánamo. Casi la misma actitud de Evo Morales en el recibimiento de El Alto. Claro que ahora el Papa se metió de entrada en el restablecimiento de relaciones entre La Habana y Washington.
Bergoglio abundó en elogios para el acercamiento entre los dos países. Lo calificó como una victoria de la cultura del encuentro y un ejemplo de reconciliación para el mundo, y animó a los responsables políticos a desarrollar todas sus potencialidades en favor de la paz y el bienestar de sus pueblos. Si bien antes del viaje se había descartado que hubiera referencias políticas en la visita papal, ha quedado claro que Francisco se sale de cualquier intento de encuadrarlo. No se debe dejar de tomar nota de aquello respecto de sus comportamientos futuros y, desde luego, la visita anunciada a Chile el próximo año.
Ha llamado la atención que en el programa no se haya contemplado algún encuentro con los disidentes. En cambio, sí se ha reunido con los hermanos Castro, porque, como lo ha señalado desde su llegada, Francisco y sus antecesores han mostrado un continuo interés hacia “el archipiélago que mira a todos los caminos”, al menos desde el intento de San Juan Pablo II de hacer que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba.
La apertura que se ha logrado con Estados Unidos estuvo precedida del anuncio de alivio del embargo con medidas relacionadas con los viajes, restricciones del comercio bilateral y eliminación de límites a las remesas de dinero. A partir de mañana, el Papa podrá constatar en persona cómo los católicos norteamericanos han recibido estos cambios, así como el particular interés del Vaticano por la isla.
Bergoglio conoce bien esas primeras gestiones de sus antecesores. Siendo arzobispo de Buenos Aires publicó el libro “Diálogo entre Juan Pablo II y Fidel Castro”, como una apertura al diálogo entre dos personas que tuvieron que escuchar y escucharse. Hay que considerar que los ramalazos de la Guerra Fría habrían hecho impensable un encuentro de ese tipo si la Unión Soviética no se hubiese derrumbado.
El Papa quiere aprovechar el ejemplo de reconciliación de La Habana y Washington en su trabajo por la paz mundial, y desde esa perspectiva hay que mirar tanto las acciones como las omisiones de su visita. Es probable, eso sí, que en Estados Unidos sus palabras sean más punzantes.