Maldad insolente
Señor Director: El notable poeta y músico argentino Enrique Santos Discépolo, autor del inmortal tango Cambalache, en su letra acuñó la expresión premonitoria de maldad insolente para “el quinientos seis y el dos mil también”. Ya estamos en el dos mil, con una perversidad generalizada. En otros países —y también en nuestro querido Chile—, la […]
Señor Director:
El notable poeta y músico argentino Enrique Santos Discépolo, autor del inmortal tango Cambalache, en su letra acuñó la expresión premonitoria de maldad insolente para “el quinientos seis y el dos mil también”. Ya estamos en el dos mil, con una perversidad generalizada. En otros países —y también en nuestro querido Chile—, la corrupción invade a gobernantes, parlamentarios, concejales, empresarios y personajes de todo pelaje, además de sobornos, robos y asaltos a casas y automóviles.
Como denuncia Discépolo en su tango, “vivimos revolcados en un merengue y, en el mismo lodo, todos manoseados”. Más allá de nuestros analistas políticos y económicos, como fraternal amigo del tango subrayo el notable acierto de Discépolo sobre el despliegue de esta siniestra maldad insolente.
Sergio Guilisasti Tagle