No es banalidad
Señor Director: Cuando se está en política, más aun, cuando se tiene un cargo de representación popular, no existe mayor banalidad que pensar que se puede gobernar sin escuchar las demandas de la ciudadanía. Cuando hablamos de nueva Constitución y la necesidad de que esta se haga en forma participativa, quienes hemos intentando abrir un […]
Señor Director:
Cuando se está en política, más aun, cuando se tiene un cargo de representación popular, no existe mayor banalidad que pensar que se puede gobernar sin escuchar las demandas de la ciudadanía. Cuando hablamos de nueva Constitución y la necesidad de que esta se haga en forma participativa, quienes hemos intentando abrir un camino de incidencia vinculante estamos escuchando a ese 66% de chilenas y chilenos que cree que la Constitución debe tener cambios profundos, tal cual lo dice el Informe de Desarrollo Humano del PNUD. Son los mismos que según la Encuesta Lapop de 2012 esperan en un 89% que la propia ciudadanía la protagonice el cambio constitucional.
Lamentablemente, nuestra actual institucionalidad no permite ni incluye, frente al cambio constitucional, la expresión soberana de la ciudadanía. Es por ello que se requiere de nuestra voluntad política, de manera de generar un acuerdo que nos permita avanzar en un camino para superar los cerrojos de la Constitución de 1980. El desafío pasa por generar un momento institucional, pero que a la vez permita satisfacer la demanda por participar del diseño de la nueva Constitución.
Avanzar en ello no es un acto de banalidad, como sugiere ayer un columnista de este medio. Al contrario, para aquellos a quienes nos toca representar a los ciudadanos, es un acto de responsabilidad política.
Alfonso De Urresti Longton
Senador de la República