Segunda mirada: Grizzly man
Timothy Treadwell fue un activista estadounidense que durante 13 años se trasladó cada verano al Parque Nacional de Katmai, en Alaska, para convivir con los osos grizzly que habitan en ese lugar. Los observó, los siguió, los filmó, y consiguió incluso que algunos ejemplares se le acercaran de manera amistosa, lo que le otorgó cierta […]
Timothy Treadwell fue un activista estadounidense que durante 13 años se trasladó cada verano al Parque Nacional de Katmai, en Alaska, para convivir con los osos grizzly que habitan en ese lugar. Los observó, los siguió, los filmó, y consiguió incluso que algunos ejemplares se le acercaran de manera amistosa, lo que le otorgó cierta popularidad en los medios de comunicación. En 2003, sin embargo, sus restos, y los de su novia Amie, fueron encontrados en el estómago de uno de los osos, al que él llamaba 141. La historia fue recogida por el cineasta alemán Werner Herzog en el documental Grizzly Man.
Pienso en ello cuando leo sobre los científicos rusos de la estación ártica de Vaygach, que llevan varios días sitiados por una manada de cinco osos polares hambrientos. Los investigadores no disponen de armas y han intentado ahuyentarlos con bengalas, aunque sin éxito. Esperamos que alguien llegue con ayuda antes que los osos se decidan a asaltar la estación, una modesta caseta en medio de la tundra. Y que esta historia termine mejor para ambos bandos.
Ramón Rivas