Segunda mirada: La otra tragedia
Los terremotos y maremotos son uno de los grandes traumas históricos de nuestro país. No solamente por los daños materiales que causan, sino que también por su legado de temor y muertes, que suele marcar la memoria de generaciones enteras. Así lo hicieron los terremotos de 2010, de 1985, o los cataclismos de 1960 en […]
Los terremotos y maremotos son uno de los grandes traumas históricos de nuestro país. No solamente por los daños materiales que causan, sino que también por su legado de temor y muertes, que suele marcar la memoria de generaciones enteras. Así lo hicieron los terremotos de 2010, de 1985, o los cataclismos de 1960 en Valdivia, 1938 en Chillán y 1906 en Valparaíso.
Llama la atención, sí, que otro cataclismo que ocurrió el fin de semana pasado no cause el mismo impacto. Fueron 25 las personas que fallecieron, y otras 423 que quedaron heridas, por accidentes de tránsito, principalmente, según explicó un jefe policial, a causa del consumo de alcohol de conductores y peatones.
Celebrar bebiendo alcohol en exceso es una costumbre atávica de nuestros festejos. Nuestra cultura no lo castiga: lo promueve y lo celebra. La Ley Emilia y otras iniciativas son gotas de agua en el océano. Haríamos bien en poner ojo en esta otra tragedia.
J. J. Cruz