Sin espacio para un Trump
Por Alejandro Vega
Concejal de Santiago
Por Alejandro Vega
Concejal de Santiago
La ciudad de Santiago, como capital y polo económico, atrae a diversos tipos de actores sociales. Entre ellos, los migrantes, que han dejado de ser un grupo incipiente para transformarse en central a la hora de definir modos y estrategias de convivencia. Hemos sido testigos de un aumento sostenido en el número de migrantes que han optado por Santiago para desarrollar sus vidas. Casi 40 mil personas nacidas en el extranjero residen hoy en la comuna, más del 12% de su población total. La colonia peruana continúa siendo la más numerosa, pero poco a poco los migrantes de nacionalidad colombiana han ido aumentando hasta convertirse en la segunda mayor comunidad.
Esta situación, más que como una dificultad, debe ser vista como una oportunidad. Los migrantes, en su mayoría, llegan a Chile en busca de mejores oportunidades. Algunos de ellos son profesionales y el resto está dispuesto a ejercer algún oficio que les permita vivir y enviar remesas a su país de origen. Tampoco podemos obviar el enorme aporte que realizan a la cultura y a la revitalización de muchos barrios. Prueba de ello es el cordón Mapocho, donde vive la mayor parte de los migrantes y que ha sido transformado gracias a su identidad y sus costumbres.
En estos nuevos aires el discurso antimigrante hoy no tiene cabida. Como autoridades nos cabe la responsabilidad de regular este nuevo contexto. El subarrendamiento de inmuebles, la inserción de hijos en el sistema educativo y el uso del espacio público son aspectos respecto de los cuales cabe tener una mirada atenta y anticipatoria. Como desafío inmediato debemos desplegar esfuerzos por apoyar a aquellos migrantes que vienen con la intención de ser un aporte y tener un mejor futuro, respecto de aquellos que vienen a delinquir o a realizar actividades al margen de la ley. Para ellos no hay espacio.
El futuro es un Santiago diverso, respetuoso e inclusivo con Latinoamérica. Debemos tener una mirada integradora respecto de los migrantes, evitando caer en maximalismos prejuiciosos que pudiesen ser utilizados de manera populista y mezquina en su contra, alterando la sana convivencia entre vecinos de un mismo territorio.