Te Deum
Señor Director: Quienes asistimos al Te Deum no tenemos más que agradecer por tan magnífico acontecimiento en el que se expresó de manera admirable lo mejor del alma de Chile: raigambre cristiana y libertad religiosa, respeto a la tradición y esperanza en el porvenir, participación ecuménica y cívica. La homilía del cardenal estuvo a la […]
Señor Director:
Quienes asistimos al Te Deum no tenemos más que agradecer por tan magnífico acontecimiento en el que se expresó de manera admirable lo mejor del alma de Chile: raigambre cristiana y libertad religiosa, respeto a la tradición y esperanza en el porvenir, participación ecuménica y cívica.
La homilía del cardenal estuvo a la altura de las delicadas circunstancias por las que atraviesa nuestro querido país: no hay futuro sin memoria, afirmó, ni esperanza sin solidaridad, para lo cual es necesario aprender a ver, como lo hizo el samaritano. Los desafíos para concretar estas bellas aspiraciones tienen relación con cuidar la creación y la vida de todo ser humano; crecer en humanidad, es decir, en sencillez y humildad; por último, recuperar las confianzas fraternas, familiares, vecinales; las confianzas políticas, religiosas, económicas y sociales. Recuperar, en suma, la amistad cívica.
Juan Carlos Aguilera P.
Universidad de los Andes