Un mensaje de humildad y entendimiento
En medio del acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, el Papa Francisco visita ambos países con un mensaje de hermandad, de humildad y esperanza. En La Habana, habla de que la enemistad y la incapacidad de diálogo llevan a la destrucción de la sociedad. La sencillez de su mensaje no le resta profundidad e importancia. […]
En medio del acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, el Papa Francisco visita ambos países con un mensaje de hermandad, de humildad y esperanza. En La Habana, habla de que la enemistad y la incapacidad de diálogo llevan a la destrucción de la sociedad. La sencillez de su mensaje no le resta profundidad e importancia. Les habla a los cubanos que viven la falta de libertad, pero también al mundo entero, donde el desencuentro conduce a la violencia y la guerra.
No hay nada más disociador en una sociedad que la falta de diálogo, sobre todo en la política que debe guiar y fijar las reglas de la vida en común. Esta incapacidad impide cualquier avance, si no estoy dispuesto a escuchar al otro y entender de que aun con pensamientos distintos se puede construir lo común. Es parte del mensaje que el Papa les da a los jóvenes cubanos, que viven en medio de la verdad oficial y el Partido Comunista como única opción, sin espacio ni respeto por ninguna disidencia. Pero, como siempre, nos esta interpelando a todos. Incluso a Chile, donde la amistad cívica escasea y cunden los eslóganes que cultivan el odio de clase. Lo dice este Papa humilde: “Un país se destruye por la enemistad”.
Muchas veces se confunde la convicción en las propias ideas con la descalificación de las ajenas. Más que argumentos, se abunda y profundiza en la descalificación del adversario. Es sobre eso que nos interpela el Papa cuando dice que “no se sirve a ideas sino que a personas”, y que lo que debe guiar a un gobierno es el bien común de sus ciudadanos y no el cumplimiento de su propia ideología. Lo dice en un país que lleva 57 años en una revolución que ya no trae avances ni mejora la calidad de vida, pero que refleja una de las mayores críticas que los propios chilenos le reclaman a la política y a su gobierno: que se haga cargo de sus problemas con más sentido común y menos ideologismo.
La visita del Papa Francisco a La Habana responde a la preocupación de la Iglesia por los que sufren. No es causalidad que Cuba sea uno de los pocos países que han visitado oficialmente los tres últimos papas. No es fácil vivir en un país donde la libertad es sólo un anhelo. Más allá de los discursos de apertura, la visita de una autoridad como el Papa es siempre una oportunidad de ser escuchado.