Volkswagen y el costo de mentir
“La tentación de engañar al consumidor tiene un poderoso contrapeso: el daño a la empresa”.
Es desconcertante descubrir la extensión y gravedad de la evasión en las normas de emisión de gases de sus vehículos que la empresa Volkswagen admitió esta semana. Su camino para recuperar la confianza de los consumidores será largo.
Una investigación de ingenieros de la Universidad de West Virginia, solicitada en 2013 por el Consejo Internacional para el Transporte Limpio, una ONG europea, reveló enormes diferencias entre la cantidad de gases nocivos que emitían los motores diésel cuando los vehículos funcionaban en terreno, y los resultados de pruebas en laboratorios. Entre los modelos estudiados, un todoterreno X5 de BMW mostró emisiones similares o inferiores en su uso en el mundo real respecto de los de laboratorio, pero dos modelos de VW, un Jetta y un Passat, arrojaron hasta 40 veces más gases en los caminos que en la sala de ensayos.
Volkswagen fue consultado respecto de las discrepancias, y la empresa cuestionó los resultados de las pruebas. En mayo de 2014, el estudio fue presentado a la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) de Estados Unidos. El viernes pasado, el gobierno estadounidense acusó a VW de instalar un software en los motores para que funcionaran en forma limpia sólo cuando detectaran que estaban en un régimen de prueba de emisiones. El resto del tiempo, la programación permitía a los motores funcionar sin las medidas que reducían las emisiones de gas, lo cual entregaba mayor potencia y rendimiento.
Esta semana, VW admitió que el software en cuestión estaba instalado en 11 millones de vehículos vendidos en todo el mundo desde 2008. En tres días las acciones cayeron en un 30 por ciento, restando 26 mil millones de dólares al valor de la empresa. VW está expuesto a multas de 18 mil millones de dólares, sólo en Estados Unidos. Su gerente general, Martin Winterkorn, dijo que no sabía de la existencia del programa engañoso, y que “estoy atónito de que una mala conducta de tal escala fue posible en el Grupo Volkswagen”.
Cualquier sistema regulatorio es vulnerable al engaño, en especial en productos que integran sistemas computacionales que están fuera del control de sus usuarios. La tentación de mentir al consumidor y al gobierno tiene un poderoso contrapeso: el daño a la empresa y la responsabilidad civil y penal de los involucrados si se revela el fraude. El Grupo Volkswagen ha iniciado su propia investigación del escándalo. Descubrirán que las ventajas ganadas por trampas pueden ser tan pasajeras y dolorosas como una infatuación de Neruda: “Tan corto el amor, tan largo el olvido”.