Paremos el despilfarro de alimentos
“Según datos de FAO, un tercio de la producción alimentaria mundial se va a la basura. En el caso de las frutas y verduras, por cada una que usted ve en su feria o supermercado, hay una que fue desechada y no logró su propósito de alimentar a la gente”.
Javiera Piriz
Co-Fundadora de RecuperaLab
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) cada 16 de octubre nos invita a celebrar el día Mundial de la Alimentación, pero la dicotomía en que se encuentra la alimentación es una situación poco conocida. Si bien es un derecho básico, hay más de 800 millones de personas que padecen de hambre y peor aún, 21 mil mueren cada día por esta causa. Sin embargo, según datos de FAO, un tercio de la producción alimentaria mundial se va a la basura. En el caso de las frutas y verduras, por cada una que usted ve en su feria o supermercado, hay una que fue desechada y no logró su propósito de alimentar a la gente.
Este despilfarro no se condice con la tragedia que viven día a día millones de personas que sufren de hambre. Y tampoco con la relación de exceso que tenemos quienes sí accedemos al alimento; en Chile, dos de cada tres personas tienen sobrepeso u obesidad. Nuestra relación naturaleza/cultura no tiene en perspectiva el profundo impacto que nuestros actos de desperdicio generan a nivel social, económico y medioambiental.
Por la gravedad de este problema, el Estado debe crear incentivos para lidiar con este tema. Pero también es un territorio donde organismos privados, fundaciones y ONG pueden colaborar, por medio de la innovación, para hacer eficientes y sustentables los recursos alimenticios. Si lográramos que esos alimentos no fueran a parar a un vertedero aportaríamos a eliminar el problema del hambre, y evitaríamos la contaminación ambiental que esto significa.
Uno de los desafíos es impactar en la visión que tenemos sobre los alimentos, y abandonar la idea de considerarlos basura antes de no haber hecho, al menos, el ejercicio de repensarlos, reconvertirlos, darles un nuevo ciclo de vida. En términos de crear soluciones, el upcycling, como base fundamental para recuperar la mayor cantidad de alimentos, es posible. Consiste en desarrollar un nuevo producto de igual o mejor calidad a partir de uno que es descartado. Tan sólo con un pequeño impulso, adoptar hábitos más conscientes en las prácticas alimentarias, y disminuir el desecho, permite lograr un cambio positivo a nivel personal, social y ambiental.