Un presupuesto de equilibrio
“El ministro Valdés ha admitido que un presupuesto más restrictivo habría significado un shock para la economía”.
La Presidenta de la República dio a conocer los principales lineamientos del proyecto de Ley de Presupuestos 2016, enviado para su discusión en el Congreso, y que considera, según la Mandataria, un aumento efectivo del 4,4% del gasto respecto del año en curso.
Sin conocer el detalle de las partidas, la primera sorpresa tiene que ver con la base de comparación de esa cifra, que no tiene como referencia el presupuesto del año anterior, como era lo acostumbrado, sino la proyección de gasto efectivo. Diversos analistas han advertido que, de acuerdo a la metodología tradicional, el aumento real sería superior al seis por ciento. Esta modificación se justifica en que la nueva fórmula probablemente refleja con mayor exactitud el estado de las cuentas fiscales después de las distintas reasignaciones, y el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, ha argumentado además que no es la primera vez que se utiliza. Sin embargo, también es evidente que este cambio no ayuda a mejorar la comprensión de la opinión pública ni a clarificar la discusión en torno a una ley que ha sido calificada certeramente como la más relevante que discute el Parlamento.
Como sea, se trata de un presupuesto considerablemente menos expansivo que el de este año, que tuvo un incremento de 9,8% respecto de 2014. Parece una política razonable, considerando el exiguo crecimiento que se espera del PIB y el consiguiente freno al incremento de los ingresos fiscales, que sólo será compensado por los recursos provenientes de la reforma tributaria en curso.
Hay que considerar que la propuesta del Ministerio de Hacienda debe responder a dos demandas contradictorias. Por un lado, reducir la brecha del déficit fiscal, lo que ha sido un compromiso de la administración Bachelet, y, por el otro, contribuir a la reactivación del crecimiento, ya que –según algunos economistas– una parte significativa de la expansión de la economía de este año se debe al impulso de las inversiones fiscales, especialmente en áreas como Vivienda y Obras Públicas.
En su intervención de esta mañana, Valdés ha admitido que un presupuesto más restrictivo, como hubiese sido un 4,4% de crecimiento respecto de la ley anterior, habría significado un shock para la economía, y destacó que las reservas fiscales permiten soportar el déficit fiscal, aunque reconoció que la meta de volver al balance estructural no se alcanzará en el actual periodo presidencial. No por esperada la noticia es menos triste: el gasto público seguirá actuando como motor de la actividad, y la recuperación del sector privado no ha llegado ni se la espera pronto.