Operador impasible
Mahmud Aleuy ha resistido los embates de una gestión tormentosa sin cambiar la expresión.
Roberto Merino
En una de las escasas fotografías en las que Mahmud Aleuy aparece sonriendo, se lo ve apoyado en un farol en actitud distendida, como esperando a alguien en una esquina cualquiera. Hay algo que no cuadra en esa imagen, porque la pose del subsecretario del Interior es rígida y se nota que la está sosteniendo con esfuerzo por insistencia del fotógrafo.
Es posible que a Aleuy -a su personaje público- le convenga más la cara impasible con la que se ha hecho conocido a través de la prensa, esa cara seria, inescrutable, que enfrenta las cámaras con la expresividad de una puerta cerrada. Esa figura se aviene mejor con el mito del negociador habilísimo, experto electoral, cerebro gris, gestor de segundo plano, agente del poder en las sombras, abrazadera del círculo de hierro presidencial.
No está para ser simpático Aleuy, si bien sus cercanos lo califican como respetuoso, amable y se asombran de la capacidad zen que le impide estresarse. Por su oficina -donde ocho grandes pantallas lo mantienen atento a la alarmante realidad- pasan todos los problemas de un periodo especialmente problemático: naufragios políticos, carrera docente, terremotos, inundaciones, bombazos, zafacoca del Registro Civil, delincuencia, manifestaciones estudiantiles, camioneros puntudos y mapuches indignados.
Exageraba probablemente Pamela Jiles hace un tiempo cuando lo llamó secretarillo y palo blanco de Camilo Escalona, con vocación de chofer o de estafeta, “asesor chinchulín” a quien las revistas de papel couché le querían construir una leyenda que combinaba el glamour y el sibaritismo con un pasado clandestino en la dictadura, período en el que usó por lo demás el nombre de chapa Pancho García.
Sea como sea, Aleuy ha resistido los embates de una gestión tormentosa sin cambiar la expresión. Es el hombre de las malas noticias y de las declaraciones duras, como aquella en que acotó la magnitud del aluvión de Tocopilla y que le valió ser declarado persona non grata por esos lados.