En la pitilla
En el 2014, José Roa aceptó el cargo de director del Plan Estadio Seguro, una papa ardiente que al parecer nadie más quiso atrapar.
Por Roberto Merino.
No le iba mal cuando era director del Sernac y debía luchar contra cobros abusivos, publicidad engañosa, incumplimiento de garantías, cláusulas en letra chica. En esos días el abogado socialista José Roa llevó la causa de los consumidores a los medios y se perfiló como paladín de sus derechos. Era común prender el televisor muy temprano en la mañana y que apareciera Roa -peinado y encorbatado- poniendo puntos sobre las íes y recalcando esa palabra que le sale tan bien: “Inadmisible”.
En el 2014 aceptó el cargo de director del Plan Estadio Seguro, una papa ardiente que al parecer nadie más quiso atrapar. Curiosamente, tiene el aura de los tipos a los que no les gusta el fútbol.
Es interesante escuchar hablar a Roa, no tanto por lo que dice, sino por el cómo. Sus expresiones siempre parecen eludir el objeto para diluirse en el contexto: instancias correspondientes, entes pertinentes, estándares de exigencia, tareas de prevención. Si le preguntan por el famoso bombo de las barras responde una generalidad sobre los “elementos de animación”. Puede tratarse de tics de abogado, pero cuando dice “al final del día” se le sale su condición de operador político.
Hoy, ya sabemos, está en el ojo del huracán, en el banquillo de los acusados y, adicionalmente, en la pitilla. La antiestética riña carcelaria que se dio en la cancha de Wanderers el domingo pasado volvió irrisorio el eslogan de Estadio Seguro (“Vivamos una fiesta segura, inclusiva y comunitaria”), y fijó los ojos de medio mundo en la atildada figura de Roa. El no tragó saliva, no se salió de su rol ni perdió por un segundo aquello que parece ser su capital: el énfasis. “La velocidad de reacción de los dispositivos de seguridad privada”, dijo con convicción, “fue, a nuestro juicio, insuficiente”.
Juan Cristóbal Guarello, con quien tuvo un duro encontrón radial, piensa que Roa es un hombre sin respuestas ni atribuciones: “Puede dar ideas, pero éstas se cumplen sólo si la ANFP quiere, si la Intendencia quiere, si los carabineros quieren. Roa está atrapado en un papel trágico”.