Los jóvenes reclutados no sólo quieren combatir la pobreza desde sus conocimientos, aspiran, también, a ser parte de un continente más justo. Son profesionales voluntarios que no ven fronteras a la hora de trabajar por los más necesitados.
Llevan y traen profesionales dentro de América para trabajar en proyectos que ayuden a las personas más pobres y excluidas del continente.
La ONG América Solidaria, tiene sus comienzos en 1998, en el Encuentro Continental de Jóvenes, donde cerca de medio millón de asistentes de distintos países americanos se reunieron en Chile. Debido al espíritu de unidad y fraternidad del encuentro surgió la ida de llevar a cabo una colecta para ir en ayudar del país con mayores niveles de pobreza y necesidades dentro de la región: Haití.
El primer “envío” fue en 2002, en su mayoría médicos, a Haití. Desde entonces se han ampliado a siete países: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, República Dominicana, Haití y Chile.
En estos 10 años un total de 325 profesionales han sido parte de América Solidaria, que coordina a estos voluntarios con organizaciones de superación de pobreza que tenga proyectos donde ellos pueden aportar como profesionales.
Las situaciones con que trabajarán los reclutados son a veces de extrema pobreza, con realidades muy crudas, por lo que a los jóvenes que serán enviados por un año se les prepara en las oficinas de América Solidaria, en chile.
Este año 24 jóvenes profesionales: chilenos, bolivianos, colombianos, peruanos y un ecuatoriano, y luego de dos semanas de formación, partieron por un año a trabajar en proyectos para la erradicación de la pobreza, en algún lugar de nuestro Continente.
Voluntarios 2012
En esta formación ya se han asignado a Haití 7 chilenos, 2 bolivianos y 2 peruanos. A Perú: 1 chileno y1 colombiano. A República Dominica viajan 2 colombianos y 1 chileno. En Chile se quedan: 1 ecuatoriano, 2 bolivianos y 5 colombianos. A Bolivia, Tiraque, van 2 chilenos, 5 colombianos, 4 bolivianos, 2 peruanos y 1 ecuatoriano. A Ecuador, Guayaquil, se destinaron 3 chilenos y 2 colombianos.
Testimonios
Aldo Orrigoni, Relacionador Público | actual Director nacional de Voluntariado Teletón
Fue voluntario en Colombia.
¿Qué te motivo entregar un año de trabajo para la erradicación de la pobreza, fuera de Chile?
En general creo que yo he tenido muchas oportunidades en la vida, en todos los ámbitos, y día a día recibía información de distintas realidades que pasaban en nuestro continente, como miles de personas viven en exclusión y sin mayores oportunidades de poder lograr un mejor vivir. No me podía quedar impávido esperando que otro lo solucionara.
De igual manera, por mucho tiempo he sido muy crítico como el sistema cada día genera mayores diferencias y exclusión social, ya que no todos tienen las mismas oportunidades, como así mismo, veo que muchas veces las instituciones están sobrepasadas o simplemente no funcionan, desde allí que tengo la firma convicción que las personas sí podemos aportar de manera individual, que no podemos seguir esperando que otros lo hagan, que debemos ponernos en acción y al servicio de aquellos que más lo necesitan. Debemos poner a disposición nuestro tiempo, talentos y capacidades en la construcción de una sociedad más justa, igualitaria e inclusiva.
¿Qué adquiriste durante el voluntariado?
Uno de mis principales aprendizajes fue a viajar más ligero por la vida, a vivir austeramente y con real conciencia de lo que pasa a mi entorno. Descubrí que uno sí puede cambiar la vida de otras personas, que hay que visibilizar a los otros… hay tantas personas que son anónimas para el resto y, en la medida que las visibilizas, ellas pueden descubrir que tienen maravillosas cualidades que compartir, que tienen la capacidad de salir a delante por sí solas. Hace falta que alguien las vea y les señale que si pueden, que pueden contar contigo, que no están solas.
¿Qué es lo que más rescatas en tu vida y nuevos desafíos laborales?
América Solidaria me hizo dar un cambio radicar a mi vida desde lo personal y profesional, hoy tengo el extraordinario privilegio de dirigir un equipo humano de más de 1400 personas en todo Chile, que está al servicio, cuyo trabajo es valiosísimo… no existe un mejor equipo que un equipo de voluntarios; motivación a toda prueba, profundidad, pasión, puro amor desplegado y en búsqueda.
Francisca Stuardo, periodista. | Jefa de Prensa y Contenidos | TECHO – Latinoamérica y el Caribe
Viene llegando de un año en Haití.
¿Qué te motivo entregar un año de trabajo para la erradicación de la pobreza, fuera de Chile?
Creo que no es precisamente “entregar” un año, porque, al insertarse en otra cultura, nosotros como voluntarios ganamos infinitamente más de lo que alcanzamos a entregar. La pobreza es un problema transversal, que no distingue culturas y Latinoamérica debe tener una responsabilidad consigo mismo, en unión. Chile aún mantiente muchos problemas, que se deben a su políticas públicas cuestionables en muchos sentidos, pero al menos hemos avanzado un poco en la mirada que le damos. A veces, las soluciones a nuestros propios problemas están fuera y vienen desde la mirada en perspectiva, sin el apego del cotidiano. Eso no quiere decir que el trabajo por la erradicación de la pobreza se agota ahí; por el contrario, es el inicio del camino, del compromiso que tenemos como comunidad.
¿Qué adquiriste durante el voluntariado?
Durante los 12 meses de mi voluntariado crecí, aprendí, abrí los ojos a la importancia de estar en paz consigo mismo para poder trabajar. Desarrollé muchísimas habilidades, me puse a prueba una y otra vez y me convencí de que el trabajo con los más vulnerados no da lugar a un tiempo determinado, sino que es una disposición ante la vida y que implica hacerse cargo del entorno e incidir de forma activa para que evolucione hacia una sociedad más justa. También adquirí una familia nueva, amigos maravillosos con los que mantengo contacto siempre y con los que aprendí a perderle el miedo a ser yo misma y expresar mi opinión, desatada de prejuicios y estigmas.
¿Qué es lo que más rescatas en tu vida y nuevos desafíos laborales?
De mi voluntariado quedó la inquietud por seguir trabajando y aprendiendo y mi lugar de trabajo actual es una prueba de eso. Volví a Chile y me uní al equipo de TECHO, para trabajar junto a ellos con las comunidades más vulneradas del continente. Mis desafíos están en seguir trabajando para entender las comunicaciones de otra manera, y que tras hechos y cifras sobre pobreza se esconden rostros, algunos de ellos muy luchadores y convencidos de que su situación puede cambiar. De mi vida, y sobre todo de mi vida en Haití, rescato la posibilidad que tengo y que debo tomar de no pensar en los más pobres como desvalidos, sino como sujetos de cambio tal como cada uno de nosotros.