A esta altura del año cuando los niños empiezan sus vacaciones y las temperaturas comienzan a subir, un pasatiempo del que muchos disfrutan es la piscina. Un espacio para los juegos, el deporte, compartir con los amigos y donde se puede capear el calor. Pero no para todos esta instancia se queda en la diversión, ya que anualmente muchos niños sufren asfixia por inmersión, cambiándoles radicalmente la vida a ellos y sus familias, como lo es el caso de Javier, quien hoy es oxigeno-dependiente.
El 12 de abril del 2009 es un día inolvidable para la familia Duarte Vargas. Ese día su hijo Javier, de tan solo 3 años cayó a una piscina. “Nos cambió la vida en 180 grados, él era un niño completamente sano”, comenta Romina Vargas, su mamá. Tras cinco meses de hospitalización Javier logró ser dado de alta pero con complicaciones, ya que además de haber sufrido una parálisis cerebral producto del accidente, epilepsia y un conjunto de problemas de salud, no logró volver a respirar por sí mismo, pasando a depender de un aparto externo para sobrevivir.
Fundación Auxilio Maltés
Llegó a Chile en 1996, para potenciar acciones en pos de la rehabilitación de enfermos respiratorios crónicos de escasos recursos, poniendo un énfasis especial en los niños oxigeno-dependientes. Sus voluntarios trabajan en los Hospitales San José, Roberto del Río, Josefina Martínez, Félix Bulnes y Exequiel González Cortés en Santiago, donde son un apoyo para los enfermos, las familias y el hospital en el proceso de rehabilitación. Además, La Fundación tiene presencia en La Serena, Chépica, Graneros, Loncoche y Linquiñe.
Fue en el Hospital Exequiel González donde Javier y su familia conocieron la Fundación Auxilio Maltés, y donde comenzaron a recibir su ayuda y crear lazos. La condición de Javier es de extremo cuidado, por lo que cada día debe visitar el Hospital para los tratamientos y exámenes. Para esto la Fundación proporciona una ambulancia que lo trae a él y a su mamá desde la comuna de San Bernardo, y al finalizar la jornada lo lleva a su casa. Esto mismo servicio le ofrece a los 60 niños de la Fundación que están en este programa y se atienden en este hospital. “Con Javier yo debería tener más o menos 1 millón de pesos mensual para los gastos de leche, filtros, pañales, etc., y eso sin contar el transporte diario al hospital, además ninguna micro me trae con el niño en estas condiciones”, comenta Romina, y destaca lo importante que es esta ayuda para la familia. Además, con un transporte exclusivo, los niños corren menos riesgos de contagiarse enfermedades.
Por otra parte, en este mismo Hospital, Auxilio Maltés tiene una sala de espera adaptada para que los niños y sus mamás puedan estar en ella durante las largas jornadas. Los niños oxígeno-dependientes requieren de cuidado especial, por lo que es muy positivo que puedan estar aparte de los demás pacientes. Aquí las mamás pueden mudarlos, darles de comer y atenderlos con las mejores comodidades. Además, cuentan con la ayuda de las voluntarias de la fundación que están a su disposición. “Las voluntarias tienen un papel muy importante con los niños y las mamás, porque ellas son las que están con ellos todo el tiempo”, comenta María Isabel Molina, Kinesióloga del Hospital.
Las voluntarias
La cooperación de las voluntarias va desde las necesidades prácticas hasta las espirituales. “Tu llegas acá y es llegar como a tu familia, compartes vivencias, te desahogas, es bonito cómo te ayudan y te dan fuerzas”, dice Romina Vargas. Esto lo confirma Alejandra, una joven de 20 años que estuvo hospitalizada hasta los 12 años aquí y hoy visita todas las semanas el hospital para continuar con sus tratamientos. “Somos una familia, hay gente con las que has compartido años y uno va creando lazos”, comenta Soledad Manríquez (59), voluntaria hace diez años, y agrega que sigue realizando este servicio “por ellos….porque veo la necesidad de estar aquí, de darles de mi vida. Es ser un instrumento”. Esta red de apoyo, también se da entre las mamás, ya que comparten situaciones similares.
Al servicio de ambulancia y acogida en las salas de espera propias de Auxilio Maltés en los hospitales, se suma la capacitación de las mamás para que puedan atender a sus hijos en casa. Y en alianza con los hospitales se intenta renovar y mejorar los servicios bronco pulmonares y la implementación de máquinas de rehabilitación, sobre todo para las personas oxigeno-dependientes y enfermos respiratorios crónicos. La Fundación Auxilio Maltés se sustenta con el aporte de privados, una colecta anual, actividades pro fondos, donaciones y la cooperación de las voluntarias, la que es fundamental para el funcionamiento de esta fundación, que es una de las pocas que se preocupa de este tipo de pacientes en situación vulnerable.