María Soledad Cisternas perdió la visión poco después de titularse de abogada. Por eso decidió conformar un estudio legal para defender a personas en riesgo social. Así comenzó a involucrarse con la discapacidad, escribió papers, dictó conferencias y alcanzó reconocimiento internacional. Aunque ella se negaba a aceptar su condición.
“Yo trataba de disimularlo, prefería pasar por distraída”, recuerda. Viajó a Cuba para someterse a una cirugía experimental. En la isla le explicaron que la retinosis pigmentaria que padece es una enfermedad degenerativa incurable. A los 20 años, su campo visual era como mirar por el tubo de un lápiz. “Dejé de fingir que veía, asumí mi ceguera y comencé a vivir mi vida de otra forma”, asegura.
En 2002 Cisternas participó en la redacción de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, primer tratado internacional del siglo XXI, el cual ya ha sido ratificado por 132 países. Seis años más tarde, el Estado de Chile la presentó como candidata para conformar el Comité de Expertos de la ONU en la materia. En septiembre pasado, los miembros del organismo internacional la reeligieron y la nombraron presidenta.
“Conecté mi vocación por las leyes con lo que la vida me estaba mostrando. Jamás imaginé que iba estar en la negociación de un tratado internacional. Es un regalo de la vida que mis colegas me hayan elegido presidenta. No me canso de mi asombro”, cuenta Cisternas.
Derechos para discapacitados
Las últimas semanas han sido agitadas para Soledad Cisternas: viajó a Nueva York para liderar la Conferencia de los Estados Partes de la Convención Discapacidad y luego se trasladó a Tajikistán para reunirse con presidentes de Asia Central para fomentar la implementación del tratado internacional.
Antes de comenzar esta entrevista, la abogada explica que, por la investidura de su cargo, no puede referirse a sucesos de su país natal, pero que puede comentar sobre el contexto de América Latina.
—¿Cuáles son las principales necesidades de las personas discapacitadas?
—Hay que comprender que los derechos de los discapacitados son los mismos que los del resto de las personas. Es un sector vulnerable que no ha tenido igual acceso a los derechos civiles, muchos están sujetos a interdicción. En el continente se sigue lesionando la integridad de los discapacitados.
—¿Cómo se soluciona eso?
—Antiguamente la solución era protección y asistencialismo. Hoy tenemos un modelo social y de derechos humanos que nos habla de autonomía en la toma de decisiones. El ejercicio de voluntad debe ser con apoyo según la limitación. Los discapacitados tienen derecho a celebrar contratos, contraer matrimonio y administrar sus bienes.
Inclusión social
Cifras de la ONU señalan que el 15% de la población mundial (más de mil millones de personas) posee algún tipo de discapacidad. En Chile, según un catastro del Servicio Nacional de Discapacidad, 1 de cada 8 chilenos es discapacitado.
—¿Qué responsabilidad tiene el Estado con la población discapacitada?
—Un tema pendiente, fundamental en una sociedad inclusiva, es la accesibilidad universal a espacios públicos, transporte e información. Pero las empresas también deben involucrarse para que la ciudadanía tome conciencia.
—¿Qué modificaciones se requieren para que exista inclusión social?
—Se debe garantizar el derecho a una educación inclusiva de calidad con profesores capacitados en braille y lengua de señas. Hay que fomentar la participación laboral, dar posibilidades de autoempleo y emprendimiento. Otro aspecto importante es el acceso a la información como ejercicio de libre expresión. Se debe exigir que la televisión informe en lengua de señas. Lo mismo con el acceso a productos de consumo porque los discapacitados también son consumidores.
—¿Qué le parece el rol de las ONGs que buscan acelerar esta inclusión?
—Las ONGs fueron fundamentales en la elaboración de la convención. El lema de la ONU fue “Nada de nosotros, sin nosotros”. Este movimiento significó un cambio en la negociación de tratados internacionales de derechos humanos. Las personas con discapacidad fueron protagonistas y hoy trabajan en red en la implementación de las reformas.
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