Al parecer, cuando abrimos espacios de diálogo verdadero, el “otro” se siente reconocido, respetado y reacciona de manera similar. Es un proceso mutuo de re humanizar al otro. Ha llegado el momento de arremangarse las camisas y ponerse a trabajar. Quisiéramos que cada uno, en su empresa, esté ya pensando en cuáles son los diálogos que tiene pendientes y cómo los va a enfrentar
Con tristeza vemos cada día diversas muestras de desconfianza entre los múltiples actores de este país. Los chilenos no creen (o creen muy poco) en las instituciones, en las empresas, en el Estado y en nuestros vecinos. Pareciera ser que es este descrédito el que cimenta cada conflicto que se gesta en nuestra sociedad.
La inquietud ante esta circunstancia motivó que las empresas socias de ACCION RSE decidieran hacer un giro: en su lugar de Encuentro de todos los años, acogieron y escucharon a representantes de la sociedad civil organizada, especialmente a aquellos más críticos respecto al tipo de país que estamos construyendo. Gerentes, mandos medios y dirigentes sindicales de las empresas, junto a Fundaciones y ONG que impulsan la RSE, se sentaron cara a cara con los “indignados” y les pidieron que les dijeran qué quieren, cómo ven al país y, especialmente, qué esperan de las empresas.
Este es un ejercicio poco frecuente en Chile, donde predominan, como dijo la Académica Teresita Matus “las miradas binarias de la realidad”: estos son buenos y estos otros son malos, estos son de Derecha y estos son de Izquierda; estos tienen razón y estos otros están equivocados.
Ciertamente, el mundo de la empresa demostró un enorme coraje y grandeza de espíritu. El propósito era muy claro: escuchar con respeto y con empatía, incluso aquello con lo que no se concuerda, para así construir los puentes del diálogo.
El resultado lo podremos medir con el paso del tiempo, pero la propia reacción de los representantes de las organizaciones sociales es en sí misma alentadora. En primer lugar, ninguno de ellos rechazó la invitación, incluso aquellos que alguna vez se habían negado a dialogar con sus contrapartes empresariales. En segundo lugar, a pesar de reiterar sus críticas y reclamos, se ajustaron perfectamente a las reglas que ACCION RSE fijó, sin apelar al recurso fácil del grito de consignas o de lienzos ofensivos. Ellos también estuvieron a la altura de las circunstancias.
Al parecer, cuando abrimos espacios de diálogo verdadero, el “otro” se siente reconocido, respetado y reacciona de manera similar. Es un proceso mutuo de re humanizar al otro. Ha llegado el momento de arremangarse las camisas y ponerse a trabajar. Quisiéramos que cada uno, en su empresa, esté ya pensando en cuáles son los diálogos que tiene pendientes y cómo los va a enfrentar, cómo va a sensibilizar a los propios actores de la empresa y cuáles serán los espacios y los canales adecuados para encontrarse con sus públicos de interés. Pero, sobre todo, esperamos haber aprendido que, en tiempo de desconfianza, hablan los hechos más que las palabras.