No es lo mismo educar a un niño que vive en la ruralidad y al que vive en una ciudad. No es lo mismo educar al que proviene de un sector vulnerable y al de clase media o alta. Tampoco es lo mismo la educación de un niño que trae un bagaje cultural familiar con aquel que no lo tiene; ni la gran diferencia que implica contar con el apoyo familiar al momento de recibir educación.
Ya van cuatro ministros de educación. Las movilizaciones estudiantiles han remecido al país y los actores políticos no han sido capaces de llegar a acuerdos que permitan resolver los problemas que se arrastran por largo tiempo
Me atrevería a plantear como la razón fundamental es que no hemos sabido “tomar al niño como centro del aprendizaje y de ahí construir las políticas necesarias que permitan su desarrollo integral”. Esto significa que no hay una sola solución igual para todos, sino que una variedad de soluciones debido a la variedad de problemas que hay que enfrentar.
No es lo mismo educar a un niño que vive en la ruralidad y al que vive en una ciudad. No es lo mismo educar al que proviene de un sector vulnerable y al de clase media o alta. Tampoco es lo mismo la educación de un niño que trae un bagaje cultural familiar con aquel que no lo tiene; ni la gran diferencia que implica contar con el apoyo familiar al momento de recibir educación.
No hay punto de comparación entre estudiar en la modalidad científico-humanista y en la técnico profesional; en un colegio que selecciona a uno que no selecciona; y así podemos enumerar cientos de factores que hacen la diferencia.
Una política educacional debiera entregar los lineamientos generales que el país necesita y luego tener la flexibilidad de permitir proyectos educativos que pongan al niño como centro del aprendizaje. Sólo si partimos desde el niño y sus reales necesidades seremos capaces de construir políticas que solucionen los problemas de calidad y equidad.
Y una de las mejores estrategias para que esto suceda es estar en contacto con la realidad de los jardines, colegios, universidades y centros de formación técnica. La observación y conocimiento de esta realidad es el único camino para mejorar. Y la autocrítica de todos los actores involucrados, que es el primer paso para avanzar.