El magnate desde su trono pensó que ya era hora de cambiar un invento que lleva más de dos siglos e inició una campaña para rediseñarlo. Convocó hace unos días a una feria en Seattle donde se presentarán los proyectos más innovadores y decidió premiarlos con dinero para su desarrollo. La condición era simple: el inodoro debía recibir los desechos y transformarlos en agua potable, energía o nutrientes, pero sin utilizar electricidad, ser fácil de instalar y cuyo costo de mantenimiento no superara los cinco centavos de dólar diarios.
La gracia de los genios es que piensan siempre. Y cuando digo siempre quiero decir siempre.
Bill Gates, por ejemplo, uno de los más grandes millonarios de nuestros días, un tipo que nos cambió la forma de relacionarnos con la tecnología, piensa donde otros leen y llegó a una conclusión: se gasta mucha agua al tirar la cadena del baño. Eso, que es una realidad concreta, puede cambiar la vida a millones de personas en zonas empobrecidas devastadas por las sequías. Países que pasan hambre, desoladas por la guerra y la miseria y que, si se ahorraran simplemente el agua que tiran por la cadena podrían utilizarla para fines más nobles.
El magnate desde su trono pensó que ya era hora de cambiar un invento que lleva más de dos siglos e inició una campaña para rediseñarlo. Convocó hace unos días a una feria en Seattle donde se presentarán los proyectos más innovadores y decidió premiarlos con dinero para su desarrollo. La condición era simple: el inodoro debía recibir los desechos y transformarlos en agua potable, energía o nutrientes, pero sin utilizar electricidad, ser fácil de instalar y cuyo costo de mantenimiento no superara los cinco centavos de dólar diarios.
Le entregó tres millones y medio de dólares a ocho universidades para que desarrollaran una estrategia al respecto y la ganadora fue Caltech (el Instituto de Tecnología de California), que creó un wáter que con energía solar genera fertilizante, hidrógeno y electricidad. El segundo lugar lo ganaron los ingleses de Loughborough, y fueron capaces de transformar los desechos en biocarbón, minerales y agua limpia.
Ahora Gates invertirá nuevamente en la masificación de los inventos para enviarlos a las zonas más pobres del planeta y así, a partir de esta idea, generar mejores condiciones de vida. Eso es utilizar los millones para buenas causas, no tirarle la cadena a la creatividad y, fundamentalmente, pensar siempre. Y cuando digo siempre quiero decir siempre.