El programa Servicio País de la Fundación Superación de la Pobreza pretende, desde la sociedad civil, complementar la importante labor de los municipios de localidades apartadas y con altos índices de pobreza. Para ello, pretende visibilizar, identificar y reconocer los recursos y activos humanos, sociales, culturales, naturales, físicos y financieros con los que cuentan las personas, familias y organizaciones en situación de pobreza
Por estos días y después haber dejado atrás una de las elecciones municipales más desiertas de participación ciudadana, los municipios se encuentran preparando sus mejores galas para esperar a los alcaldes(as) y concejales(as) que asumirán sus funciones el próximo 6 de diciembre. En algunas comunas algunas autoridades fueron reelectas y en otras, se esperan cambios, algunos inesperados. Cualquiera sea el caso, todos deberán prodigar esfuerzo e inteligencia para entusiasmar a vecinos desencantados con la gestión municipal y en los asuntos públicos en general.
No está demás repetir aquello que diversos estudios han concluido: el gran desafío de la política pública es considerar y “leer” la subjetividad creciente. En otras palabras, revincular a la ciudadanía con uno de los componentes de la estructura de oportunidades del país: los gobiernos locales. Esto reviste la mayor importancia para los sectores en situación de pobreza, donde los municipios son para la gente la cara visible del Estado y muchas veces, la única.
En el contexto descrito, el programa Servicio País de la Fundación Superación de la Pobreza pretende, desde la sociedad civil, complementar la importante labor de los municipios de localidades apartadas y con altos índices de pobreza. Para ello, pretende visibilizar, identificar y reconocer los recursos y activos humanos, sociales, culturales, naturales, físicos y financieros con los que cuentan las personas, familias y organizaciones en situación de pobreza. Junto con ello, los profesionales Servicio País, activan y fomentan la movilización y fortalecimiento de esos activos para resolver sus problemas y enfrentar sus desafíos. Por último y quizás lo más importante, los jóvenes profesionales dispersos en el territorio nacional, conectan las oportunidades público-privadas disponibles (o potencialmente disponibles) en el territorio a las personas, familias y/o comunidades afectadas. En definitiva, asumen el desafío de innovar en el territorio para acercar a las comunidades aquello que hoy aparece muchas veces esquivo: oportunidades.