Solidaridad, integración, participación, son algunas de las palabras que enfatiza José Luis del Río, uno de los empresarios más destacados del país, socio de Falabella y Dersa.
Escoge en muy contadas ocasiones conceder entrevistas. Esta vez accedió a responder, por escrito, algunas preguntas sobre el ámbito social que tanto le apasiona. Del Río está atento a la propuesta de una Ley Unica de Donaciones, legislación que está convencido es necesaria para el país. Por ello quiso hacer pública su opinión.
—¿Porqué es importante para el país pensar sobre las leyes de donaciones?
—Pienso que para cualquier país es importante tener políticas públicas que fomenten la solidaridad entre todos los ciudadanos. El tema va más allá de las donaciones mismas. Al final, estamos hablando de un marco regulatorio que permita y facilite la creación y la operación de muchos emprendimientos sociales sin fines de lucro.
Creo, profundamente, que los empresarios podemos aportar mucho a una sociedad integrada, inclusiva, como parte de una estrategia de negocios que sea respetuosa con sus clientes, empleados, proveedores y con sus comunidades y vecindarios.
No obstante, ni la empresa, ni el Estado pueden solucionar los actuales desafíos sociales y medioambientales sin una sociedad civil organizada y transparente. Son sus organizaciones sociales que canalizan fondos y horas hombre desde el sector privado hacia los distintos desafíos sociales que todavía tenemos pendientes en Chile.
Por lo anterior pienso que una buena normativa para todo el sector social, educacional y cultural sin fines de lucro, debería ser tan importante en nuestro país como la regulación del sector empresarial, con reglas claras que permitan e incentiven el emprendimiento social, y junto con él la solidaridad entre los chilenos.
La base del trabajo con organizaciones sociales es la confianza, por lo que pienso que es muy importante acompañar una Ley Unica de Donaciones con mayor transparencia, para promover buenas prácticas y permitir que todo ciudadano pueda fiscalizar el buen uso de los recursos que aporta.
—¿Cuál ha sido su experiencia con las distintas leyes de donaciones?
—Usted lo ha dicho: hay varias y muy distintas leyes de donaciones, dispersas, contradictorias y casi imposibles de entender, incluso si uno cuenta con la mejor asesoría jurídica y contable. Esto, en la práctica, crea incertidumbre, lo que pienso frena la acción social y solidaridad del sector privado.
Me cuesta, por ejemplo, entender que la ley de donaciones de fines sociales tenga menos beneficios que la ley de donaciones para la cultura. ¿La cultura valdrá más políticamente que la pobreza? ¡Por supuesto que no!
El país dispone de una muy buena ley de donaciones culturales gracias a la mirada visionaria y al esfuerzo personal de don Gabriel Valdés, quien la promovió incansablemente hasta su aprobación en 1992. Su objetivo era impulsar una ley para fomentar el arte, la cultura y la cooperación entre los ciudadanos.
Pienso que hoy necesitamos conceptualmente “otra Ley Valdés”, en el área social y de apoyo a los más pobres: otro esfuerzo país más allá de las donaciones culturales. La ley que necesitamos debe ser inclusiva y no discriminatoria: no debería mantener las diferencias que existen entre donaciones culturales, medioambientales, educacionales o sociales.
Una nueva ley debería, más bien, establecer un régimen único de donaciones, simple de entender, que entregue los mismos beneficios a todo emprendimiento social que sea clasificado de utilidad pública por un comité temático.
Establecer este régimen, es decir, una Ley Unica de Donaciones, creo ayudaría a desarrollar muchas iniciativas privadas educacionales y sociales que contribuirían a superar la pobreza y avanzar hacia una sociedad más integrada y menos segmentada.
—¿Qué opina en respecto a acompañar a una Ley Unica también la exigencia de mayor transparencia para todas las organizaciones sociales que se acogen a beneficios tributarios por aportes del sector privado?
La base del trabajo con organizaciones sociales es la confianza, por lo que pienso que es muy importante acompañar una Ley Unica de Donaciones con mayor transparencia, para promover buenas prácticas y permitir que todo ciudadano pueda fiscalizar el buen uso de los recursos que aporta. Los aportes a las organizaciones sociales que tienen beneficios tributarios deberían contar con un mínimo de transparencia.
Hay una iniciativa muy interesante de autorregulación en materia de transparencia denominada Transparentemos, la que con el apoyo del BID, la Fundación Avina y cuatro redes de organizaciones sociales, han elaborado y propuesto a su propio sector indicadores de transparencia. Pienso que lo ideal será promover estos estándares y pensar cuáles de ellos deberían ser obligatorios para todas las organizaciones que tengan beneficios tributarios.
La transparencia mejora la calidad de la gestión de cualquier emprendimiento, aumenta la confianza entre todos los stakeholders y también promueve mayor coordinación entre ellos. Ello es muy importante, porque los desafíos sociales y medioambientales de hoy en día sólo pueden solucionarse en coordinación con todos los actores, sean estos públicos o privados, sean empresas, sean fundaciones, personas o sea el Estado. Creo que debemos trabajar juntos para lograr ser un país más solidario y desarrollado humanamente.