El ingreso a la universidad es uno de los grandes eventos en la vida de muchos jóvenes en Chile. Según señalan en Portas, el acceso ha mejorado y ya son más de un millón de estudiantes los que se debaten cotidianamente con el rendimiento y exigencias que implica el desafío de terminar una carrera. Sin embargo, para los estudiantes que provienen de contextos vulnerables, el desafío es a veces mucho mayor.
Para la Directora Ejecutiva de Fundación Portas, Francisca Egaña, las complicaciones de la vida universitaria no sólo tienen que ver con lo académico, sino con la integración de la universidad al resto de su vida que sigue funcionando. “Cuando los jóvenes comienzan sus estudios se ven enfrentados a su contexto familiar y social que muchas veces no entiende esta nueva realidad, especialmente cuando los chiquillos son los primeros en sus familias en tener esta posibilidad”, agrega.
En el contexto del inicio del año académico, la fundación realizó la Ceremonia de Bienvenida de los 18 nuevos jóvenes becados. En este encuentro los estudiantes de años anteriores recibieron a sus compañeros y relataron su experiencia en Portas, reafirmando los sueños que cada uno ha establecido para su vida.
Aquí, estos nuevos jóvenes inician su experiencia dentro de la fundación que culminará cuando terminen sus carreras y encuentren su primer trabajo profesional.
Pamela Flores, estudiante de último año de Arquitectura en la Universidad Diego Portales, señala que su relación con la universidad fue cambiando con el tiempo. “Cuando llegué a la U venía movida por el entusiasmo pero sin ninguna conciencia del tiempo real que el estudio requería y el costo económico asociado a una carrera como la mía. Tuve que aprender a administrar mis horarios, el dinero y a priorizar aquellas cosas de mi vida que no quería perder”, dice Pamela.
Marcela Guerrero, estudiante de Bachillerato en la Universidad Metropolitana de las Ciencias de la Educación (UMCE) acaba de ingresar este año y ya debe acostumbrarse a los ritmos que impone la universidad: “Todo es muy rápido, partimos el primer día con trabajos y mucha lectura. Pese a que a mí no me cuesta tanto, muchos de mis compañeros están agobiados con la exigencia”, señala Marcela. “Yo soy la primera en mi familia en ingresar a la universidad y mi mamá es mi apoyo principal, ella me da ánimos y me recuerda que me la puedo constantemente”, dice la estudiante.
Ambas jóvenes son parte del programa que la Fundación Portas desarrolla desde hace 7 años para acompañar a los estudiantes que como Marcela y Pamela sueñan con obtener un título profesional.
“En Portas procuramos que los jóvenes se sientan apoyados incondicionalmente, acompañándolos en la construcción de un Proyecto de Vida Integral, que permita que los jóvenes desplieguen sus potencialidades en los diferentes ámbitos de su vida”, señala la directora ejecutiva de Portas.