Detectamos un desplazamiento desde la categoría existencial del “no tener”, relacionado con recursos financieros y bienes materiales, a la del “no ser”, “no estar” y “no hacer”, producto de un vínculo ineficaz o precario con la estructura de oportunidades que brindan tanto el Estado como el mercado.
Todo ello se traduce más que en falta de alimentos, en experiencias de no reconocimiento, de invisibilidad, de maltrato social, de inseguridad económica, con inestabilidad laboral, baja proyección educativa, entre otras manifestaciones.
Las características de la pobreza en Chile han cambiado radicalmente en los últimos 25 años.
El analfabetismo, desnutrición, allegamiento, los elevados índices de mortalidad infantil, han dado paso a una pobreza alfabetizada, sin déficit calórico, por el contrario, con altos niveles de obesidad, con mayor esperanza de vida, con techo y sobretodo, afectada por grados importantes de vulnerabilidad y brechas sociales que generan exclusión de manera permanente.
El trabajo empírico y los estudios realizados por la Fundación para la Superación de la Pobreza, nos permiten observar cómo las familias experimentan esta nueva pobreza desde sus subjetividades. Una de las conclusiones más reveladoras es que detectamos un desplazamiento desde la categoría existencial del “no tener”, relacionado con recursos financieros y bienes materiales, a la del “no ser”, “no estar” y “no hacer”, producto de un vínculo ineficaz o precario con la estructura de oportunidades que brindan tanto el Estado como el mercado.
Todo ello se traduce más que en falta de alimentos, en experiencias de no reconocimiento, de invisibilidad, de maltrato social, de inseguridad económica, con inestabilidad laboral, baja proyección educativa, entre otras manifestaciones. En definitiva la pobreza ha cambiado, se ha complejizado. Las personas se preguntan por qué no pueden acceder a las buenas oportunidades de educación, salud, trabajo, barrios con servicios adecuados que sí tenemos otros.
Sin embargo, como país, si bien poco a poco vamos comprendiendo las características del fenómeno de esta pobreza “moderna” que hemos ayudado a crear, aún insistimos que la superación de ella se logrará en base a políticas sociales que enfatizan y se orientan por el “no tener”. Estas políticas basadas principalmente en subsidios, han generado vínculos con algunas consecuencias perversas. Sobre ellas y como avanzar en su resolución, hablaremos en la próxima columna.