En esta Semana de la Mujer, es fundamental destacar a todas las chilenas que, a pesar de su situación de vulnerabilidad, aprendieron a valorarse, desafiaron sus circunstancias con tenacidad y esfuerzo, y finalmente, lograron conseguir un puesto de trabajo de calidad o hicieron surgir sus propios emprendimientos

María Cristina de la Sotta Fernández, Directora Ejecutiva Nacional de la Fundación para la Promoción y Desarrollo de la Mujer, PROdeMU, desde marzo de 2010. Abogada de la Universidad de Chile y MBA de la Pontificia Universidad Católica de Chile, ha liderado durante de su carrera distintos proyectos sociales, como, por ejemplo, Fundación Chile Unido.
Tomando en cuenta la tendencia al alza de la incorporación de las chilenas del primer y segundo quintil al mundo del trabajo, hemos visto que el proceso no ha sido lo suficientemente exitoso o potente como se esperaría, ya que hoy las dificultades no están en el mundo productivo, sino en las condiciones de vulnerabilidad en la que se encuentran estas mujeres.
Por años y en medio de un círculo de desmotivación y desgano, la gran parte de estas mujeres han sido parte de la bien denominada “generación bisagra”. Ellas se han hecho cargo, a veces sin mucha ayuda, del cuidado de sus hijos y/o de sus adultos mayores, ya que no tienen con quién (o no quieren) dejarlos.
De hecho, en Fundación PROdeMU hemos visto que el 56,6% de las mujeres que participan en los programas de habilitación y capacitación –las cuales pertenecen al 40% más vulnerable de la población nacional-, no desarrolla ningún tipo de actividad laboral al momento de su ingreso o cuenta con un empleo precario. Ante esto, más del 50% de ellas asegura que esta situación ocurre por las razones antes mencionadas, provocando de cierto modo una automarginación involuntaria.
Pero a pesar de estas trabas y de que no es fácil hacer calzar los horarios de trabajo y traslado con las horas de cuidado, hemos sido testigos de que cuando conocen alternativas concretas, se habilitan en lo personal, social y laboral, se capacitan en algún oficio dependiente o independiente, las mujeres logran sentirse más seguras para emprender el camino hacia un mejor futuro, y así optar a la inserción laboral de manera exitosa.
Por eso, en esta Semana de la Mujer, es fundamental destacar a todas las chilenas que, a pesar de su situación de vulnerabilidad, aprendieron a valorarse, desafiaron sus circunstancias con tenacidad y esfuerzo, y finalmente, lograron conseguir un puesto de trabajo de calidad o hicieron surgir sus propios emprendimientos, lo cual les permitió incrementar los ingresos del hogar y en algunos casos, superar la línea de la pobreza.
Muchas felicidades a todas.